domingo, 4 de mayo de 2014

Dream, drop, distance.

'Ahora, y siempre, creeré en el futuro. Su luz, tan fuerte y brillante, es la que me guía a lo largo de todo el extenso camino.'

¿Alguna vez nos hemos parado a pensar qué es aquello que nos ayuda a continuar cada día? A no quedarnos tumbados en la cama perdiendo el tiempo, a movernos... ¿Alguna vez hemos reflexionado sobre qué es aquello que nos hace seguir viviendo? Algún filólogo alemán diría que es una especie de fuerza irracional llamada voluntad de poder, un científico de prestigio diría que el cuerpo humano se mueve gracias al corazón, al cerebro y a una multitud de órganos importantes. Sin embargo, para mí, y estoy seguro de que para muchos de vosotros, aquello que nos da el primer empujón, lo que hace que nunca nos rindamos, son los sueños.

'+Y tú, ¿sabes de qué están hechos los sueños? -¿Hechos? Sólo son sueños. +No. No lo son. La gente cree que no son reales porque no son materia, partículas. Son reales. Están hechos de puntos de vista, imágenes, recuerdos, juegos de palabras y esperanzas perdidas...' 

Como una vez diría el famoso Martin Luther King: 'yo tengo un sueño'. Todos y cada uno de los habitantes de este pequeño planeta tenemos ese deseo que nos motiva para que continuemos. Desde algo tan simple como formar una familia o encontrar al amor verdadero, algo tan bonito y humilde como ver el mar hasta algo tan ambicioso como ganar muchísimo dinero para vivir lujosamente. Pero que un sueño sea algo menos 'humilde' que otro, no quiere decir que sea de menor valor. Al fin y al cabo, cada uno de nosotros se propone la meta con la que cree que encontrará la felicidad. 'Para eso sirven los sueños, ¿no? Para enseñarnos hasta dónde podemos llegar.'

Durante nuestra infancia es cuando se crean estas pequeñas metas. Sueños tan increíbles que sólo un niño de preescolar puede imaginar. Por desgracia, cuando crecemos chocamos con la realidad, y es cuando nos damos cuenta de que nunca podremos ser astronauta, piloto o superestrella del rock. ¿Pero qué importa? Nuestra mentalidad también crece, se desarolla y madura con nosotros. Estos dos años hemos evolucionado a una velocidad vertiginosa, y muchos ya están a un paso de entrar en un lugar inexplorado, lleno de ilusiones y esperanzas. 

Es aquí y ahora, a la edad de 17-18 años, cuando las puertas a lo desconocido están a punto de abrirse; es aquí y ahora cuando debemos aferrarnos a nuestros sueños más fuerte que nunca. Es ahora cuando podemos romper todas las barreras, cuando podemos hacer todo lo posible para llegar a nuestro objetivo final, aunque a veces no sólo esté en nuestras manos. Es aquí donde comienza el nuevo mundo.

'Cada trecho recorrido enriquece al peregrino y lo acerca un poco más a hacer realidad sus sueños.'

V.

No hay comentarios:

Publicar un comentario